Aunque los datos no son completamente homogéneos respecto a los actuales, se puede estimar que en 1975, el gasto social representaba en España algo más del 14% del PIB mientras que en la Europa de la época se alcanzaba ya el 22%. Había, pues, un diferencial o déficit desde este punto de vista de alrededor de los ocho puntos porcentuales.
Cuando el Partido Socialista llegó al gobierno en 1982, la situación había mejorado y el diferencial se situaba en 6,7 puntos porcentuales (26,1% en Europa y 19,4% en España). La llegada de la democracia significó, pues, una mejora significativa en nuestro bienestar social considerado a través de estas magnitudes relativas.
Después, y a pesar de los vientos dominantes en el entorno internacional y de la crisis económica, los sucesivos gobiernos de Felipe González pusieron en marcha programas sociales de todo tipo que permitieron avanzar en la creación del Estado de Bienestar que la dictadura había sido incapaz de consolidar. Por eso, la evolución del gasto en protección social respecto al PIB de esos años muestra un ascenso prácticamente continuo que alcanza su punto más alto en 1993, cuando se da el menor diferencial respecto a Europa de los últimos treinta años (4,7 puntos porcentuales).
Como puede verse en la gráfica 1, a partir de 1993 se inició una etapa diferente, marcada por un menor esfuerzo en gasto social y que se traduciría en la ampliación de nuestros déficits sociales respecto a Europa. Esa tendencia al menor esfuerzo en gasto social se agudiza claramente en las dos legislaturas de Aznar, de modo que al final de ellas se alcanza un diferencial récord.
Al Partido Popular le corresponde el dudoso honor de haber situado en 2003 el esfuerzo español en gasto social al nivel del existente al final de la dictadura (8 puntos diferenciales respecto a la UE de los 15).