Aquí mi firma.
Entre los superprogres que van ondeando banderas de libertad, mención destacada para los chicos de Marlango. Un día se les escapó que en determinadas condiciones la mal llamada piratería era un modo de acceder a la literatura. Después de mítines y manifestaciones varias parecían consecuentes, aunque se hubiesen quedado cortos. Pero no pasó ni un día cuando acudieron a otra entrevista a decir lo malo que es el pueblo por bajarse música y que la piratería se merece poco menos que la cárcel y la castración si el piratilla en cuestión es varón.
Tan progres para unas cosas y tan bien enseñados para otras.