Es muy difícil evaluar si merece la pena comprar un lector de CDs expresamente dedicado, todo depende de hasta donde haya avanzado la enfermedad en cada uno. Conviene considerar los siguientes puntos:
- La calidad global del equipo. Si decidimos comprar un reproductor de CDs se deberá fundamentalmente a que queremos mejoras el rendimiento musical del equipo. Por lo tanto, para apreciar la sutil mejora que nos va a aportar, deberemos tener una calidad mínima en el resto de los componentes de la cadena (lease amplificación y, sobre todo, altavoces)
- La calidad de nuestro reproductor DVD. Conozco varios casos de personas que ante la constante aparición de nuevos formatos, soportes y compatibilidades han decidido comprar un reproductor de DVDs de los de marca "NISU" y renovarlo cada poco tiempo (evidentemente, la calidad de la imagen les es suficiente para sus exigencias). Por otro lado disponen de un buen reproductor de CDs ya que este soporte y sus formatos están bastante consolidados.
- Reproductor de DVD ultradedicado al rendimiento de vídeo. Mucha gente con buenos dispositivos de visualización (proyectores, sobre todo) deciden su modelo de DVD en función de la calidad de la señal de vídeo (excelentes DACs, conexiones específicas, etc). Este tipo de modelos a veces descuida la parte audio, lo que puede hacer necesario complementar el equipo con un reproductor de CDs de cierto nivel para solventar este problema.
- Conexión digital o analógica. Si compramos un buen reproductor de CDs, se supone que va a estar dotado de unos buenos conversores DACs de audio, probablemente mejores que los que disponga nuestro receptor A/V, así que lo más lógico es utilizar la conexión analógica para que la conversión la realice el reproductor. El receptor se deberá limitar a amplificar la señal del modo más directo posible (usando las opciones DIRECT IN o PURE AUDIO o como se llamen).
El NAD C542 es un excelente modelo, así como el Rotel RCD-1072, el Marantz CD-6000KI o el Arcam CD-62 (entre otros, por supuesto)