"Cruzando el Puente" es un documental turco-alemán que presenta los diversos géneros musicales que se cuecen en la megalópolis euroasiática de Estambul. Desde una perspectiva musical, el film trata de reflejar la situación de esta ciudad con un pie en cada continente y en la que el ir y venir de influencias culturales ha estado presente a lo largo de los siglos. Esta ensalada cultural, parece traducirse en una cierta crisis de identidad en algunos de los músicos protagonistas. Quien haya visitado Estambul, estará conmigo en que la mayor parte de barrios retratados en este documental, son los mais modernis, con chicas vestidas con tirantes y vaqueros ajustados, tipos con piercings, tatuajes y peinados afro, etc.: escenas transportables a Lavapiés en Madrid o al Soho londinense. Es necesario apostillar, contra la imagen retratada, que Estambul es una ciudad el carácter mayoritariamente musulmán, en la que todo este tipo de escenarios podrían calificarse de marginales en el sentido más amplio. Sin embargo, el film trata de resaltar las facetas más “integradoras” en esta dualidad Oriente/Occidente. Me pregunto si no será fruto de jugosas subvenciones de la Unión Europea Quizá yo sea muy malpensado, pero son temas difíciles de separar: cine, música, vida y política.
Desde una perspectiva histórica, la mezcla de dos o más culturas, ha generado siempre nuevas formas de creatividad. Es el caso de las invasiones napoleónicas en Europa, o el crisol de Nueva Orleans en América. Estambul no iba a ser menos. Ese dilema de identidad entre religión musulmana, raíces centroasiáticas o movimientos de integración eropeístas necesariamente debe tener su espejo en el panorama musical. Desgraciadamente, la película desperdicia un tema de gran interés para intentar vender “un producto”, quedándose en lo anecdótico y ofreciendo a la postre un valor cinematográfico y musical bastante relativo. A pesar de ello, proporciona contados documentos de gran interés para cualquier aficionado a la música y los viajes.
En el tratamiento argumental se repiten planteamientos rematadamente simplistas, entre ellos la pretensión de abarcar todos los estilos musicales de un país en hora y media: una tarea improbable. Se termina arañando ligeramente la superficie y poco más, como viene a reconocer, hacia el final de la peli, el propio protagonista conductor, que es un bajista alemán de viaje por Anatolia. Los géneros representados son sumamente variopintos, prestando quizá excesiva atención a estilos miméticos de importación: rock progresivo, rap, punk o chill out. Carece de mayor interés el que se haga rock o rap en Turquía ¿En qué país no se hace? Varios de esos grupos, aparte de cantar en turco, no me pareció que aportaran ningún plus de originalidad o raíces locales. En cuanto a la música netamente autóctona, se centran principalmente en las estrellas más populares del abanico musical de Turquía, lo cual no necesariamente es sinónimo de calidad. Según se aparta del fenómeno mediático va cobrando mayor interés, con especial mención al excelente clarinetista Selim Sesler, quien nos presenta la música de los gitanos, que se aclara no tiene nada que ver con el resto de folclore del país, o las danzas de salón de principios del siglo pasado, auténtica tierra de nadie con melodías e instrumentos a caballo entre dos continentes. En un terreno igualmente intermedio se presentan músicos callejeros que “supuestamente” tratan de fusionar influencias de las 27 nacionalidades que habían echado raíces en la ciudad. También es destacable la intervención de varios tocadores de Ud, con guiño incluido al origen del flamenco, cuyo denominación viene según la peli, de un antiguo tocador que emigró a la península ibérica y cuyo nombre y apellido, dichos de corrido, suenan algo parecido a "flamenco". Fuentes generalmente mejor informadas apuntan a muchos otros orígenes e influencias en el folklore de Andalucía, así que vaya “Ud” a saber.
Lógicamente, todos estamos cargados de prejuicios musicales, y puede que esta peli no conjugue bien con los míos. Seguramente les aporte más a los amantes del chill out, lo cósmico y global, o de un aparente mestizaje con buenas dosis de exotismo. No es mi caso, pero aún así, pasé un buen rato de ocio degustando productos nuevos para mí.