Tuve ocasión de verla hace unos meses en el festival de cine de Gijón, y la verdad es que me gustó mucho. Puede que adolezca de un exceso de metraje -Wenders se recrea en exceso en parodiar las obsesiones del protagonista-, pero a mí no se me hizo larga en absoluto. Me encantó el personaje de la sobrina, y la relación que establece con su tío: cómo comprende su enfermedad, y con qué ternura y compasión lo trata. Destacaría también otras escenas del film por su carga emotiva: el encuentro con el hermano del fallecido, o el "incidente" en el motel. También el mensaje final de la película, conciliador y esperanzado sin resultar empalagoso. Un saludo