España debe salirse del euro o sufrirá una crisis mayor que la Gran Depresión, según AIG
Por fin parece que todo el mundo -incluido el Gobierno- ha aceptado que España se enfrenta a una crisis grave. Pero dicha gravedad puede ser mucho mayor todavía, hasta rozar lo catastrófico, si hacemos caso a algunas opiniones que llegan del exterior. Y no se trata sólo del
Financial Times y su supuesta inquina hacia España, sino de la gran banca de inversión. En un informe absolutamente demoledor al que ha tenido acceso
El Confidencial, Banque AIG (filial de la norteamericana AIG, la mayor aseguradora del mundo) concluye que, o bien nuestro país abandona la moneda única para poder devaluar, o bien tendrá que afrontar una crisis "mucho peor que la Gran Depresión de los años 30".
Esta entidad no es la primera que plantea un escenario catastrofista. Ya en agosto Morgan Stanley incluía entre sus hipótesis para la crisis española una
repetición de la crisis del Sistema Monetario Europeo de 1993-94, con consecuencias nefastas para nuestro sistema financiero, aunque no lo consideraba su escenario más probable. La semana pasada era Chevreux (filial de
Crédit Agricole) el que volvía a la carga anunciando que
la morosidad de las cajas llegará al 6,5% el próximo año y que varias de ellas tendrán que ser rescatadas. Pero nadie hasta ahora había llegado tan lejos como la aseguradora norteamericana al pronosticar casi el apocalipsis para nuestro país.
El informe de Banque AIG, que firma su estratega jefe,
Bernard Connolly, no es un análisis de mercado al uso, sino que incluye consideraciones de orden comunicacional, político y hasta filosófico. Su título es 'Solbes, Almunia y la danza de los siete velos', en referencia a la actitud de las autoridades española de usar una "serie desesperada de tácticas dilatorias, enmascarando más que revelando" la realidad de la crisis (a diferencia de la danza bíblica, en la que el desnudo progresivo de Salomé tenía como objetivo incrementar la excitación de Herodes para lograr la cabeza de Juan el Bautista).
"Pero la verdad desnuda en este caso es de todo menos agradable: es que España no se recuperará en ningún momento en el futuro predecible y, en vez de eso, está condenada a la depresión, la deflación y suspensiones de pagos generalizadas si permanece en la Unión Monetaria", sentencia este analista. Ahí está la madre del cordero, porque Connolly es un conocido opositor a la moneda única europea y autor del libro sobre este asunto 'El corazón podrido de Europa: la guerra sucia por el dinero europeo'. A su juicio, por tanto, la pertenencia de España al euro no ha sido en absoluto beneficiosa para nuestra economía en la época de expansión y ahora es el gran impedimento para salir de la crisis.
Deflación, depresión y desempleo
Su demoledora conclusión se infiere de un análisis de las posibles opciones que tienen las autoridades españolas para salir de la crisis. Así, considera que, una vez que ha estallado la burbuja crediticia y que la demanda interna se ha hundido, la única solución para que ésta se recupere es reemplazar la inundación de crédito de los últimos años con otras fórmulas que adelanten a la actualidad el gasto futuro. Pero eso es casi imposible. La solución más fácil, bajar los tipos de interés, no está en manos españolas precisamente por nuestra pertenencia al euro, sino en las de
Jean-Claude Trichet. En segundo lugar están las medidas de política fiscal -incrementar el gasto público o bajar los impuestos-, que siguen siendo competencia nacional dentro de los límites que también impone Bruselas. Pero ahí el Gobierno también tiene las manos atadas por la "demoledora situación presupuestaria, que ahora por fin está siendo revelada".
En tercer lugar, tenemos una devaluación de la divisa -que debería ser enorme en términos reales- para recuperar competitividad, algo también imposible dentro de la Unión Monetaria; y una devaluación del euro, que sería un sustitutivo para España es totalmente impensable -aunque la divisa europea ha caído con fuerza frente al dólar en los últimos meses-. Finalmente, Connolly también considera imposible un rescate fiscal de los países con problemas presupuestarios por aquellos que tienen superávit dentro del euro.
Así las cosas, "parece inevitable que, mientras España permanezca en la Unión Monetaria, la única salida aplicable será la de forzar una enorme deflación nacional por la vía de una prolongada depresión y una subida masiva del desempleo". "Es decir, España afrontará unas condiciones económicas mucho peores que las de la Gran Depresión de los años 30. Y las perspectivas de depresión y deflación se asocian casi inevitablemente a unas suspensiones de pagos generalizadas", concluye. Algo que agravará todavía más la situación del sistema financiero -esta situación provocará una retirada de fondos de las entidades-, lo que alimentará un círculo vicioso.
El Gobierno dejará caer la economía
Connolly se pregunta si nuestro Gobierno está dispuesto a llevar a la economía española a la quiebra generalizada. Y su respuesta es que sí, por las tendencias intervencionistas y estatistas del Ejecutivo de
Zapatero y, sobre todo, porque salirnos del euro no es una opción viable por una cuestión cultural: los españoles asociamos a Europa con la democracia y la modernidad, por lo que cuestionar algo de Europa, "aunque sea la catastrófica Unión Monetaria" es casi franquista, opina. "Nuestra sospecha es que, en cualquier caso, las autoridades españolas están preparadas para ver a los agentes económicos entrar en quiebra y quizá para algo mucho peor", sentencia.
Respecto la comunicación, este analista es igual de demoledor: "Se puede sostener con bastante base que se han dicho más tonterías sobre la economía española en los últimos tiempos que sobre cualquier otra", afirma después de repasar las fases por las que ha pasado nuestro ejecutivo desde que esperaba que la economía siguiera creciendo el 4% eternamente -pese a que la productividad no ha crecido nada en la última década- hasta que la semana pasada
Solbes admitió la posibilidad de recesión. Y no sólo por parte del Gobierno español, sino que mete en el mismo saco al comisario europeo
Joaquín Almunia, para concluir que "el valor añadido intelectual en este debate es negativo".
Frente a este escenario y estas críticas, habrá quien argumente que no es AIG precisamente nadie para dar consejos por su delicadísima situación: se ha desplomado en bolsa, pueden bajarle el rating, tendrá que vender activos y, al final, puede convertirse en el próximo Lehman Brothers. Pero, por esa regla de tres, habría que quitarle validez a todos los análisis de entidades muy afectadas por la crisis financiera, como Citigroup o UBS, y, en general, a los de toda la banca de inversión internacional.