... y llegan al hotel de la costa cargados de libros. No sé si antes o después de bañarse en la piscina, se tumban en hamacas, a la sombra de los pinos, y se dedican a leer. Tanto él como ella.
Este año también han venido por Semana Santa, para pasar una semana. Pero cuando ya estaban en el aeropuerto de Vigo, se dieron cuenta de que se habían dejado en casa el paquete de libros que querían llevarse. Buscaron la librería del aeropuerto, se pasearon por delante de las estanterías y acabaron eligiendo cuatro títulos. Cuando mi amigo fue a pagar y dejó los libros en el mostrador de la cajera, la chica le miró con sorpresa y pronunció una frase extraordinaria:
--"¿Es usted coleccionista de libros?"
"Un señor entra en una librería y compra un mapa de carreteras. El librero le pregunta si, además, quiere adquirir algún libro, y el hombre responde: 'No, gracias, ya tengo uno'"
Ambos textos pertenecen a un mismo artículo de 'El Periódico' de hoy y al leerlo en medio de una sonrisa, percibo no tiene mucha gracia.

En el trabajo se dedica mucho más producción al folleto comercial y a la revista que al libro. Los tirajes -cantidad a producir- mínimos que antes eran de 6000, ahora bajan a 1000 ó 2000.

Me cuesta que mis hijos cojan una revista y ya no un libro.
Empecé con E. de Amicis al los 10 años y uno de ellos ya está en esa frontera entre ver cierta TV o aprender.