Ah, villano malandrín, pervertidor concupiscente, del palo mayor del trinquete más alto debiera colgaros
La envidia os corroe y todavía resuenan vuestras carcajadas ante la situación que hube de solventar ante vuestra levantisca y traicionera acción .
Aún recuerdo cuando posaba para la posteridad tras el episodio del castillo encantado de Guser y estaba siendo retratado al oleo por el famoso pintor Altamiro de Altolaguirre, como se me puede ver aquí :
ocasión que aprovechásteis para enviarme allí a doña Cicuta de Astrakan con aviesas intenciones :
quien por dos maravedíes de oro accedió a intentar el comercio carnal conmigo, sin duda impresionada por mi donosura y galanura ¡Y de seguro que no os resulto difícil de convencerla para hacer tal encargo !
Aconteció, entonces, que sentí en mis carnes el ardor y el deseo de la lujuria y aún sabiendo que cometería pecado carnal, también apiadéme de ella y pudo más el deseo de tranquilizalla, complacella y relajalla y cumplir como caballero que todo lo demás, así que me dispuse a dello .
Pero, hete aquí, ser malandrín y endiablado, que como quiera que esta vestimenta de batalla que llevaba yo es asaz complicada de quitar, tardé cerca de una hora en quedame como Dios me trajo al mundo .
Y aconteció entonces que la tal doña Cicuta de Astrakan o bien había pensado que yo mucho ruido y pocas nueces o bien se cansó de esperame, que largose de allí con mi espada, mi escudo y mi caballo, por lo cual hobe de irme a un estanque a enfriar los ánimos para no caer en el vicio solitario .
Ah, canalla, aún resuenan en mis oídos vuestras carcajadas al saberme en desta situación ¿y aún os atrevéis a sugerir otra similar?
Cuidaos de no encontraros en mi camino o que cabalgando sobre un toro en destos sanfermines os empitone el escroto, que bien merecido lo tendríais
Saludetes .