Avance de Heavy Rain
por
Pep Sànchez 14/12/2009, 16:52
El último proyecto de Quantic Dreams, ya lo teníamos todos claro, es algo. Y eso hace que sea complicado hablar de él cuando te obligas a ir más allá de sentencias como “es una película interactiva”, “es la polla, una auténtica revolución”, “es un QTE de diez horas” o “sí, sí, pero mira qué graficazos”.
En
Heavy Rain hay mucho más que todo eso… aunque todo eso también está.
La versión que tenemos es el primer 20% del juego; unas dos horitas que sirven para tener una idea más o menos clara sobre cuatro aspectos del juego, pero poco más. El peso del argumento en
Heavy Rain es tan aplastante que resulta imposible decir hasta qué punto el juego es bueno sin conocer su final, sin saber cómo convergen las distintas historias de partida o qué parte de eso depende de nuestras acciones. Carajo, no sabría decir ni si es una aventura gráfica, pues no he visto nada que se pueda llamar puzzle. Dejémoslo, pues, para el análisis.
En el prólogo, con el arquitecto Ethan Mars (copia exacta del actor Pascal Langdale), queda bastante claro el potencial del juego. Una vez acostumbrado al extraño control —R2 para andar y stick izquierdo para indicar la dirección—, en la vuelta de reconocimiento por tu casa, recién levantado, es inevitable probar para qué sirven cada una de las flechitas y botones sobre distintos objetos. Siguiendo esas indicaciones se hace absolutamente todo en la aventura; de momento, lavarse los dientes y afeitarse, hacer un boceto en el estudio, parar la mesa mientras nuestra mujer cocina o jugar a un duelo de espadas con los chavales. Pequeñas cosas, esas que dan sentido a la vida, se lo dan también a
Heavy Rain. Consiguen, de algún modo, que te impliques con el personaje en un tiempo récord, que te emociones con esos niños como si realmente llevaras ocho y diez años a su lado. Esa sensación de estar realmente en tu hogar no la vivía desde Shenmue —junto con Farenheit, lo más parecido a éste que conozco—.
Se transmite la alegría, pero también la tensión y la tragedia que llegan poco después. Aunque la escena del centro comercial parece poner al límite toda una PS3 —hay varios modelados repetidos y la habitual suavidad desaparece—, el juego se mantiene totalmente efectivo, sigue cumpliendo perfectamente lo que se propone y te lo hace saber.
Es sincero y honesto, en ese sentido. Ni promete más de lo que da ni pretende engañarte, pues lo siguiente son unos créditos de película, en todos los sentidos. Y es que estamos ante el que posiblemente es el juego más cinematográfico que recuerdo: por su estilo visual y su su descarada búsqueda del fotorealismo, por sus planos —nada de cámara libre, sólo se puede cambiar entre un par de ángulos con L1—, por su madurez poco habitual y porque, a pesar de todo, es lineal y dirigido.
Habrá que ver, repito, si la cosa sigue igual en el otro 80%, pero no me he topado con ninguna decisión verdaderamente importante. Cada escena puede jugarse de distintos modos, sin duda, pero siempre tendrá, a efectos prácticos, un mismo inicio y un mismo final. De hecho, puedes volver a jugar cualquiera de los capítulos completados, pero no te pide una referencia, una partida guardada para tener en cuenta las elecciones anteriores. Veremos hasta qué punto es eso compatible con los prometidos distintos caminos, con eso de que cualquiera de los cuatro protagonistas, o incluso todos, puedan morir antes de saber quién es ese Asesino del Origami que ha hecho cruzar sus vidas.
Pase lo que pase al final, Xavi
ha dado en el clavo al decir que esas decisiones, afecten o no el desarrollo de la trama, te afectan a ti. Es así, y no sé yo si eso no es más importante incluso.
Heavy Rain es una experiencia tremendamente emocional, casi íntima, de modo que uno no tarda en encontrar sentido a las declaraciones de David Cage, quien
recomendó pasarse el juego sólo una vez.
El ritmo —o el montaje— es impecable durante este primer par de horas, con cambios de situaciones y personajes muy bien pensados. Los cuatro parecen interesantes y perfectamente complementarios, con diferencias que acaban afectando la jugabilidad. El detective Scott Shelby (mucho mejor con su voz original que con la de Tito Valverde, y el juego te permite cambiar en cualquier momento la pista de audio para que lo compruebes), de la vieja escuela, es de los que pregunta, busca testigos, ofrece comprensión, intenta convencerte para que hables y al final deja su tarjeta. Nada que ver con el agente del FBI Norman Jayden, que busca y analiza pruebas con unas gafas de realidad aumentada, capaces de comparar muestras de ADN con una base de datos a simple vista. Esto de meter tecnología alienígena en 2011 es el único patinazo que he detectado en el guión, pero no tiene más importancia.
Que
Heavy Rain es de lo más espectacular que se ha visto nunca a nivel gráfico es algo que también sabíamos. El detalle en cada estancia, entorno o persona es asombroso como poco. Lo malo es que a ese nivel los fallos destacan más, de modo que la animación facial parece peor de lo que realmente es por no estar tan cerca de pasar por real como el resto del conjunto.
Lamento, aunque os lo advertí, no poder decir mucho más. Está claro que
Heavy Rain creará división de opiniones y que sus detractores tendrán donde apoyarse. Pero mucho me temo que el 26 de febrero nos toparemos con un experimento ilusionante y bien hecho, de esos que hacen avanzar un medio —en la dirección adecuada o no, está por ver— y que desde ya recomiendo como mínimo probar.