Saludos cordiales a todos, especialmente a F3R y Curtis.
Me animo a volver a escribir en este interesante foro, al ver que la discusión (ya sabemos, eterna) sobre LCD/Plasma deriva hacia cuestiones de marcas y mercadotecnia. Especialmente cuando se vierten, por un lado, afirmaciones muy “apasionadas” tanto a favor como en contra de algo y, por otro lado, contertulios que claramente tienen contacto profesional con determinados sectores de actividad expresan su dictamen. Bueno, pues aprovechando mi propio sector de actividad, por así decirlo, doy mi opinión, aprovechando que en cierta medida debo darme por aludido, al poseer un panel Sony, además de un plasma Panasonic. Espero que contando con el visto bueno del moderador, al tener que ser forzosamente largo este post.
No es nada serio decir que SONY es una marca que no ha hecho prácticamente nada bueno en su devenir empresarial, y que su “éxito ha sido consecuencia de su agresivo marketing”. Viene a significar que millones de personas en todo el mundo cedieron a la innovación, y al posterior éxito o fracaso, de sus productos por ser rematadamente idiotas. Ya sea por el “walkman”, por el famoso sistema Betamax, por el sistema de 8 mm de aplicación profesional, por el tubo trinitron que impulsó de forma soberbia la venta de TV’s y monitores CRT…por las consolas de videojuegos .. y un largo etc. Que en realidad depende de lo viejos o jóvenes que seamos al analizar esto.
Un contertulio, muy acertadamente, ha dicho que SONY no es en Japón la empresa tan impresionante que creemos, en detrimento de Matsushita Electric. Es cierto, Matsushita es un monstruo empresarial. Y lo es porque es una devoradora de otras empresas; recordad, antes de “Panasonic”, era “National”. Y luego incorporó la Japan Victor Company (JVC….os suena del sistema VHS?), Technics y las innumerables filiales de todas ellas.
Ser un monstruo empresarial no significa necesariamente que su inversión en I+D sea superior. Venga, saquemos el tópico. VHS (Matsushita) siempre se consideró inferior al Betamax (Sony). Y sin embargo triunfó por técnicas de mercadotecnia y distribución. Esto supuso para Sony unos de los primeros enormes problemas para sus cuentas. Y no ha sido el último. Quizás hoy se podría decir que le han devuelto la pelotita con el BluRay. El caso es que Sony ha remontado sus grandes dificultades con las consolas de videojuegos, particularmente con la PS2 y PS3. Sin entrar en comparaciones, debemos estar de acuerdo en que su sistema integrado (PS3) es todo un acierto por su multifuncionalidad y versatilidad.
Y ahora, maticemos. Es tan cierto lo que se ha dicho de Sony respecto a Japón, como el hecho de que para ninguna empresa japonesa, el mercado doméstico implica su triunfo o su caída. Para Japón, una vez constituido como Imperio tecnológico que es, una empresa es lo que factura en el exterior; a saber, en USA, en Europa y en Asia. Para este último continente, la cuestión ha variado sustancialmente por el enorme impulso que tiene Corea del Sur, Taiwan y, como puede verse cada vez más, China. USA ha sido y es el gran campo de batalla de las empresas japonesas, tanto por la enorme facturación potencial como por la estructura económica de ese país. Europa es muy importante, pero en ninguna medida tan decisiva como USA. Y el índice de penetración de Sony en ese país es impresionante; tanto a nivel doméstico como profesional. Repito, impresionante. Y para mantenerse en ello, hay que ser algo más que “kk”. Porque los norteamericanos no se casan con la nostalgia de las marcas, y menos si no son americanas. O se vende algo que funcione, y que funcione razonablemente bien, o ya te puedes despedir. Pensad en un ejemplo reciente: ¿es acaso fácil vender y tener éxito en USA un ordenador portátil que sea una “kk” cuando se compite con verdaderos monstruos corporativos multinacionales norteamericanos (omito citar más marcas)? El caso es que el Vaio en USA se ha vendido mucho. Y no sólo en entornos domésticos. Y, por lo que sé, en Europa también, con particularidades y dificultades distintas que las que concurren en USA.
OK. Sony-Samsung. Lo que se ha dicho aquí suena a “alianza maldita”. Qué ironía. Resulta que Samsung ha llegado a ser el mayor proveedor de paneles del planeta Tierra. Cosa nada fácil. Se llega a ello porque existe una demanda respecto a la oferta existente, no porque venga Dios y lo establezca así. Así que, primeramente, debe decirse que muchas marcas equipan paneles Samsung, además, lógicamente, de la propia Samsung. Y no sólo Sony, claro.
La mayoría de los usuarios de paneles Samsung no suelen ser “víctimas propiciatorias de paneles kk”. Para nada. Y en este punto, debe decirse algo importante. Lo que vemos al comprar un panel es, en resumen, la conjunción de varios factores: hardware y firmware; el panel en sí mismo, la electrónica y circuitería correspondiente y el firmware. Estos dos últimos factores tienen enorme trascendencia en el resultado final y, lógicamente, dependen directamente de la marca que comercializa el producto, con independencia del panel utilizado.
Samsung, como marca en sí misma, ha tenido problemas con estos dos últimos factores en sus propios productos.
Respecto a sus paneles, no olvidando su posición como fabricante y proveedor, ha ocurrido lo que otras marcas en otros sectores han sufrido (me viene a la mente los automóviles…): problemas en el control de calidad del producto, típicos cuando la demanda crece respecto a la capacidad de oferta.
¿Quiere decir esto que comprar un panel Sony que equipa un producto manufacturado por Samsung implica ir al desastre de la “kk”? Pues no. Desde luego, hay un riesgo, tanto para Sony como para los demás que los equipan. Y después de verse sometidas estas marcas a lo ocurrido en USA, no debe extrañar que los distribuidores oficiales autorizados ofrezcan la posibilidad de cambiar el panel dentro de los primeros X días. Se sabe que puede haber problemas. Pero no porque los paneles se autodesintegren automáticamente por mal hechos, sino por exceder el margen considerado aceptable de “-ing’s” que los LCD pueden tener. Y de los que no se libra nadie, SHARP incluido, por supuesto.
Dicho esto, es lógico que los otros factores –electrónica y circuitería, firmware- tengan tantísima importancia en un LCD. Y los de Sony no son “kk”. Si lo fueran, esta marca se hubiera ido al infierno hace mucho tiempo, especialmente después de varios problemas que han tenido.
¿Implica esto que Sharp puede ser una alternativa más “fiable”? pues esto es discutible, sin enfrentamos marcas: primeramente, los fenómenos “indeseables” pueden producirse en cualquier LCD, en segundo lugar la tecnología que ambas marcas equipan no es la misma y Sony siempre ha hecho apuestas arriesgadas que han salido muy bien o muy mal. Por último, y precisamente por su índice de penetración en mercados complejos, Sony ofrece una gama de modelos muchísimo más amplia.
Así que es mejor enfrentar un determinado panel con otro determinado panel, independientemente de su marca, y ver cuál convence más.
Yo NO defiendo a Sony. Sony NO me paga. Jamás se me ocurriría decir que recomiendo un Sony antes que un Sharp, o un lo-que-sea. Al contrario, cuanto más se compare, panel a panel y caso por caso, mejor. Y en mi caso particular, tengo más cosas de otras marcas –japonesas o no japonesas- que no son Sony.
Lo que si defiendo es que en un foro donde mucha gente tienes dudas y preocupaciones perfectamente fundadas, se eviten juicios de valor gratuitos y afirmaciones totalmente extemporáneas sobre “kk”. Especialmente porque, aunque yo reconozca que puedo ser idiota, estoy convencido de que entre los centenares de miles de usuarios de determinada marca, habrá muchos que de idiotas no tienen nada. Y si se pretende decir “verdades” desde el púlpito, se digan en su totalidad y con conocimiento de causa.
Yo estoy muy satisfecho con mi plasma Panasonic y con mi LCD Sony. ¿He tenido “suerte” o me he preocupado de quedarme con la unidad que creía que respondía a lo que pagaba?. La respuesta está implícita a la pregunta. Pero jamás en la vida se me ocurriría pensar que no hay alternativas mejores, independientemente de la marca. Y si alguien sufre con su Pioneer, con su Philips, con su Sharp, con su Sony, con su Samsung, con su LG, con su Sony, con su Panasonic, con su Löwe, o con lo que sea, tampoco se me ocurriría decir que ha sido porque la marca en cuestión es “kk”. Ni siquiera por ser una coloquial forma de hablar; quizás porque es fácil ser coloquial de esta forma en un foro donde muy pocos se conocen, pero si fuera en circunstancias diferentes, habría que ver quién arroja la primera piedra de la “kk” y no se enfrenta a un problema con el vecino.
Finalmente, algunas matizaciones. No he pretendido ser exhaustivo aquí con todas las marcas. Disculpas a los que se sientan omitidas. No he hecho ninguna valoración sobre “Bang & Olufsen” porque esta marca, en particular, se preocupa mucho más del diseño y exclusividad de sus productos que por otras cuestiones: su mercado se segmenta de una forma muy particular.
También debo decir que ante afirmaciones sobre cromática, dimensionalidad del color, profundidad y naturalidad del mismo y demás cuestiones análogas, lo que en realidad se expresa es la subjetividad del que habla. Lo cual es muy respetable. Yo, por mi parte, comparando ambos paneles y tecnologías, no lo tengo nada claro. Pero es que puede ser que tenga un problema oftalmológico que no me ha sido detectado todavía y carezco de la habilidad de contrastar adecuadamente qué color del panel en cuestión se corresponde más o menos con la realidad del mundo mundial.
Sinceramente, creo que sería mejor (aunque no suene tan sofisticado) decir “me gusta más el color de un plasma” o “me gusta más el color de un LCD” o (¡herejía!) “me gustan ambos”.
Respecto a si un plasma ofrece una cromática más “natural” per se, sin tener que realizar ajustes “avanzados” que, consecuentemente, son más “artificiales y artificiosos” en los LCD … pues … no digo yo que no; esto parece más una argumento “plug & play”: enchufe usted su plasma y lo verá todo natural como la vida misma: Enchufe usted su LCD y haga un curso acelerado de sintonización perfecta para que la cara de Morgan Freeman salga con la correcta gama de negros correspondiente a su etnia, y Nicole Kidman salga adecuadamente paliducha.
Lo siento. Sigo en mis trece. Ambas tecnologías son válidas. Ambas tienen problemas. Ninguna marca importante que sobrevive al mercado capitalista es una “kk”, y ninguna es propia de ser incorporada al santoral. Y cuando sentimos la tentación de descalificar a alguien por su elección, mejor nos miramos el ombligo antes.
Saludos cordiales a todos.