De Pozos de Ambición mi crítica va hacia el excesivo protagonismo de Day-Lewis, muequitas, del tipo qué bien estoy encarnando mi personaje y qué profundidad le estoy dando, aparte. Además de que es excesivamente larga, más de la cuenta con lagunas importantes de ritmo, lo que rompe una película. Había que meter tijera. Algunos directores no les gusta, y a mí en general tampoco, pero hay veces en que es conveniente.
Y para finalizar precisamente ese final loco que es un pegote para cómo se ha contado la historia. Y aquí, que conste también, que los finales locos me gustan, pero siempre que sea algo del tipo Sin Perdón, o las de Peckinpah. No estoy pidiendo esa calidad, sino que sea consecuente con la tensión que se haya ido marcando en la película. No venía a cuento, por muy malo que fuese el malo. Por lo demás la película en sí me gustó.
Sobre si es fiel al libro es algo de lo que se habla mucho. Fiel al cómic, fiel al libro. No siempre el espíritu que tiene un libro se puede llevar o traspasar tal cual a una película. Son medios distintos. Y ya con los cómics o novelas gráficas algunas, pasa igual. Que van a hacer una peli basada en un cómic, te cansas de leer en blogs lo fiel que va a ser al cómic. Y cuidado el director si no lo es. Lo crucifican allí mismo.
Sobre esta del Ché, la he visto, no un coño
, sino la peli, y es mala, pretenciosa y lenta de cojones, ya digo. Y queda la segunda. Si no hubiese sido tan pretenciosa la película hubiese resultado. Pero con esto, y las pegas a su protagonista que quiere no sólo comerse la revolución sino la película y de paso el mundo, la cosa se pasa. Médico, filósofo, líder, guerrillero, planos contrapicados por aquí, planos contrapicados por allá, más líder, más filósofo, venga metralleta, otra vez filósofo.
Si fuese una carta de amor anónima de una adolescente hacia su novia, y vista en ese contexto, se podría explicar. En los demás casos abstenerse, o harán el ridículo.