El incierto futuro del Blu-ray
Salió victorioso en la llamada 'guerra de los formatos', un pulso en el que el ganador tomaría el testigo dejado por el DVD como rey de lo audiovisual. Sin embargo, aquella victoria puede resultar efímera de confirmarse la tendencia del mercado. Muchas sombras se ciernen sobre una contienda en la que el derrotado fue el HD DVD de Microsoft, y nunca estuvieron claros los motivos que decantaron la balanza a favor de uno y no del otro, ya que técnicamente ambos formatos eran muy similares.
Allanado el camino, cualquiera hubiera podido pensar que Blu-ray, auspiciado por Sony, viviría momentos de esplendor, haciendo caja y amortizando los elevados costes de desarrollo. Pero nada más lejos de la realidad: presente en el mercado desde mediados de junio de 2006, el sistema no acaba de cuajar entre los usuarios y, de hecho, se empiezan a notar síntomas de estancamiento en las ventas que han hecho saltar las alarmas entre los fabricantes que comercializan dicho formato.
‘Muerto’ por la expansión de la banda ancha
¿Qué está ocurriendo? Microsoft y Sony se enzarzaron en una guerra por determinar el formato que sustituiría al DVD, pero omitieron un cambio esencial en el mercado: la propagación de la banda ancha estaba provocando una nueva cultura del entretenimiento, en la que los usuarios se descargan lo que quieren ver y escuchar a demanda. No se trata de considerar a todo usuario como un pirata, sino que somos testigos de un cambio de hábito que puede verse ya en mercados como el estadounidense.
En aquel país pueden ya comprarse películas y series en la tienda de Apple (iTunes), o bien servicios de videoclub en streaming como Netflix, donde cada cliente -por unos 9 dólares al mes- puede descargar a demanda las películas que desee y visionarlas cuando lo crea conveniente. En nuestro país, lo más cercano a este servicio podemos encontrarlo en las cadenas de pago a través de las taquillas, pero su uso está limitado al escaso número de abonados que pagan una elevada cuota por ello.
Apple no quiere Blu-ray
Este cambio de filosofía de consumir a demanda podría ser uno de los motivos por los que precisamente Apple renuncia de forma sistemática a incorporar Blu-ray en sus equipos. ¿Qué necesidad hay de introducir un nuevo formato audiovisual cuando el usuario puede descargarse el contenido de forma on-line? Hay que entender que desde el punto de vista del consumidor, las descargas son mucho más atractivas: no es necesario desplazarse al videoclub (y por partida doble: recoger y devolver), no hay que esperar a que el estreno que se desea ver está libre, no se requiere hacer una inversión en un lector específico y se entiende que al no haber un soporte físico, el coste del alquiler de la película debería ser inferior.
Ante este panorama, se presenta incierto el futuro del Blu-ray y no tanto porque pueda esperarse que no llegue a sobrevivir, sino porque no va a disfrutar de la eclosión y florecimiento que vivieron los formatos audiovisuales predecesores (a saber, VHS y DVD). Este formato encontrará un buen nicho de mercado entre los coleccionistas y los amantes del cine en alta definición. Precisamente los defensores de Blu-ray no comparten este oscuro horizonte del formato, y aseguran que el DVD tuvo también unos inicios timoratos hasta que finalmente se asentó en el mercado. Este wishful thinking no parece contar, sin embargo, con el apoyo de varios fabricantes de televisores, que están ya dotando a sus terminales de conexión de banda ancha para la visualización on-line de películas en alta definición.
Desde Hollywood se observa este cambio de tendencia con gran preocupación, hasta el punto que muchas productoras intentan poner palos en la rueda a la descarga on-line dando prioridad de hasta un mes en los estrenos a los DVD, en una medida que nos suena más a acción desesperada que a una decisión estratégica.