Días antes de que la
selección española de fútbol se enfrentara a Holanda en la
final del campeonato mundial celebrado en Sudáfrica,
desde el área de Joventut de la Generalitat, en manos de ERC, se emitió una orden interna para evitar que miles de niños inscritos en las actividades de la Agència Catalana de Joventut de la Generalitat pudieran gozar del momento histórico de la victoria de la roja que se proclamó campeona del Mundo.
La instrucción se envió a todos los responsables de la red de albergues sociales (
Xanascat) y a los promotores de campamentos de verano para imponer el veto a "la roja". La medida, ha sido muy criticada entre los padres que habían inscrito a sus hijos en actividades deportivas y sociales, al margen de las tendencias políticas, más cuando los intentos telefónicos pidiendo que los niños pudieran ver el partido fueron infructuosos.
Responsables de los centros públicos juveniles adscritos a la Generalitat recibieron el pasado martes 6 de julio, poco antes de las seis de la tarde, una comunicación interna en la que se daba respuesta a las numerosas peticiones que habían llegado por parte de los chavales y los padres para que se les permitiera seguir el histórico partido que debía celebrarse el siguiente domingo. Sólo algunos espabilados de los 3.800 jóvenes de entre 10 y 16 años alojados en los albergues pudieron ver el partido a escondidas a través de Internet a riesgo de ser castigados.
En el comunicado al que ha tenido acceso este diario,
Josep Maria Serrano i Cuestas, director del área de programas Xanascat y de la Direcció de Serveis de la Agència Catalana de la Joventut, admite haber recibido las peticiones de los padres y tutores, pero añade que elementos como la televisión "son elementos distorsionadores del funcionamiento normal de la estancia" por lo que consecuentemente "no se contempla su uso durante la estancia".
Sigue el comunicado que ante las peticiones de algunos participantes en las colonias de Joventut para "ver el partido de la selección española" recuerda a los responsables que "al igual que con el resto de la programación televisiva, se debe priorizar el programa previsto" aunque a la hora en que se celebraba el encuentro apenas se realicen actividades. Más allá del correo, trabajadores de Albergues que han accedido a hablar desde el anonimato por temor a las represalias anunciadas por los responsables políticos, admitieron que al intentar obtener un permiso especial para que los niños vieran la final española, lo único que consiguieron fue "recibir llamadas en un tono muy duro y amenazante" recordando que el incumplimiento de una orden directa "conlleva graves consecuencias laborales" y que la decisión había sido tomada "desde las más altas instancias políticas".
Muchos fueron los padres que tras recibir las llamadas de sus hijos intentaron que la organización desistiera de su actitud. Es el caso de varios campamentos en Girona o en el albergue de Coma-ruga donde
la respuesta obtenida por los tutores a sus peticiones fue "que había instrucciones explícitas para que los niños no vieran el España-Holanda" argumentando que ellos son los responsables de "inculcar valores a los niños" incluidos en una programación bien definida y que en ésta "el partido no estaba incluido".