Hace apenas unos días se celebraba el
décimo aniversario de la aparición del primer Halo. Las tres entregas protagonizadas por el Jefe Maestro han supuesto —cada una por razones diferentes— tres momentos de enorme importancia para la industria del videojuego y la franquicia de Bungie ha sido en buena medida la responsable del éxito de Microsoft en su incursión en el mercado de las consolas.
Este año verá el lanzamiento de una nueva entrega de Halo, pero en esta ocasión no participaremos en la lucha contra el Covenant como el legendario supersoldado fruto del programa Spartan, sino como un integrante más de las tropas de asalto de élite de la UNSC. Estas tropas de élite, conocidas por las siglas ODST (Orbital Drop Shock Trooper), son las que bautizan este nuevo juego de Bungie, cuyo lanzamiento está previsto para el día 22 del próximo mes de septiembre. Nosotros, sin embargo, hemos podido ver parte de su modo campaña y probar el multijugador en las oficinas madrileñas de Microsoft España.
El hilo argumental de Halo 3: ODST cubrirá los detalles de la invasión Covenant de Nueva Mombasa y presenciaremos los acontecimientos que preceden temporalmente a Halo 3 desde la perspectiva de dos personajes. Parte de la acción la viviremos encarnando a Rookie, un ODST que se encuentra en la delicada situación de tener que sobrevivir por su cuenta entre la peligrosa población nocturna de la recién ocupada Nueva Mombasa, tratando de descubrir qué ha pasado con el resto de su escuadrón. En nuestra búsqueda iremos alcanzando ciertos objetivos, gracias a los cuales podremos presenciar el otro lado de la historia: en una serie de misiones diurnas jugaremos como otro ODST llamado Dutch que, incrustado en un escuadrón, ha tomado parte en los hechos sucedidos mientras Rookie estaba inconsciente. Así, la trama se irá construyendo desde los dos puntos de vista permitiéndonos experimentar lo duro de la vida cotidiana de un ODST, tanto en la soledad nocturna como en el populoso y agitado mediodía de la capital africana.
Y, ciertamente, en Bungie han tratado de hacer que la experiencia de meternos en la carne de un ODST sea distinta a la de jugar siendo el Jefe Maestro: los ODST no son supersoldados y eso se nota. Ya no hay autorregeneración de la salud, ni radar, ni supersaltos, ni supervelocidad. Ahora hay que apañárselas para encontrar puntos de curación y hay que servirse de las herramientas que las avanzadas armaduras que equiparemos nos ofrecerán, como un modo de visión avanzada que reconoce amenazas, objetos de interés estratégico y que ilumina nuestro campo visual en entornos de visibilidad reducida.
Tampoco las armas serán las habituales en el arsenal del Jefe Maestro: dispondremos —cómo no— de granadas, de un arma muy muy parecida a la pistola del primer Halo CE y de un fusil de asalto con silenciador ideal para cepillarse a los Grunts, Elites y demás gentuzas que nos salgan al paso en los diferentes niveles que muestran un aspecto bastante distinto al de Halo 3, mucho más opresivos y deprimentes por lo que pudimos ver en los minutos de juego que se nos mostraron. Con todos estos cambios se ha pretendido dotar a Halo 3 ODST de una personalidad propia que, aun permaneciendo fiel al espíritu jugable de la saga, muestre la capacidad del estudio para abordar un juego en el que la táctica y la cobertura tienen un peso mayor que en las tradicionales machadas de uno contra veinte protagonizadas por el Jefe Maestro.
Algo en lo que Bungie ha querido mantenerse también fiel al espíritu de la saga es en el cuidado modo multijugador. Nuestra experiencia con él se redujo al nuevo modo Tiroteo en el que, en grupos de cuatro jugadores, nos enfrentamos a oleada tras oleada de tropas Covenant.
Esta suerte de “modo Horda” resulta extremadamente divertido y hace uso de ciertas decisiones de diseño para forzar a los participantes a jugar colectivamente; por ejemplo, asignando una pila de vidas comunes para todo el grupo, en vez de adjudicar las vidas a título unipersonal. De este modo, el grupo completo sólo puede permitirse un número concreto de errores, algo que se ve a su vez subrayado por la necesidad activa de curarse. La impresión que nos quedó de este nuevo modo es que promete sesiones épicas, innumerables oportunidades para el heroísmo entre compañeros y multitud de discusiones con amigos, parejas y familiares por habernos hecho olvidar citas de importancia.
El juego, excepción hecha de la dirección de arte y de la paleta de colores, tiene un aspecto muy similar a Halo 3, aunque se nota que ha habido tiempo para exprimir algo más el motor gráfico; en cualquier caso se nos dijo que lo que habíamos visto no es aún una versión definitiva del juego y que el aspecto final debería ser incluso mejor. A la hora de ponernos a los mandos, eso sí, resulta inmediatamente acogedor para cualquiera que haya jugado alguna vez a algún Halo: todo funciona suavemente, la respuesta es siempre la deseada y, precisamente por esto, la inmersión en el combate es instantánea y gratificante (incluso para aquellos un poco espesos, como quien suscribe). Los diez minutos de partida supieron a muy poco y nos dejaron con ganas de más y con el disgusto de tener que esperar un par de meses a que la versión completa del juego esté disponible. Básicamente y para alegría de muchos, Bungie parece haber conseguido lo que se proponía: conseguir un título que, aun siendo distinto y exigiendo una aproximación diferente, conserve el sabor distintivo y clásico de la franquicia.
Halo 3 ODST, además, será una perita en dulce para todo aquel interesado por la saga puesto que incluirá como bonuses todos los packs de mapas multijugador de Halo 3 y tres mapas exclusivos (uno de los cuales está rescatado de Halo 2), así como acceso a la beta multijugador del próximo Halo: Reach, prevista para la primavera del año que viene; y todo esto a un precio ligeramente reducido —parece ser que costará sobre los 50 euros—. Esperemos que este regalo de aniversario para todos los fans de Halo sea tan bueno como promete y como nos han dejado entrever los sabrosos minutos pasados en su compañía.