Iniciado por
Lampaul
Joer, Damepan. Vaya repaso le acabas de pegar a Stoichkov en un momento...
Bueno, en serio ahora. Mi opinión acerca de los insultos "jurgoleros".
Parto de la base de que generalizo, es decir, aquí no se trata de Madrid, Barça o Villaconejos FC. Hablo de hombres (y mujeres) en una grada.
Cuando veo a todos los miles y miles de energúmenos que se desgañitan cada fin de semana en los estadios, con esas venas palpitantes en el cuello no puedo más que sentir lástima. Lástima por ellos, por lo vacías que deben de ser sus vidas como para que el insulto grave y continuo al futbolista rival (ese insulto que tornará en alabanza y adhesión incondicional si ese jugador en concreto acaba abrazando algún día los colores de tu club) sea lo único por lo que merece la pena acudir al estadio. Yo soy más de tele que de estadio, pero cuando he acudido al Bernabeu, ni se me ha pasado por la cabeza llamar hijo de puta a un jugador del equipo contrario. Podré silbar, protestar o enfadarme. Pero insultar, aun estando a 100 metros del dedicatario del exabrupto, es algo que no cuadra con mi personalidad.
Siento pena por el pobre recogepelotas al que desde niño adiestran en el "noble arte de la trampa" desde las mismas instancias del club, con esas indicaciones de que cuando falten 20 minutos y tu equipo va ganando, te "distraigas" de tus obligaciones y desaparezcas del campo.
Siento infinita pena, especialmente, por esos niños a los que se ve en las imágenes televisivas mirando con cara incrédula a sus muy exaltados padres, sin tener claro si eso que papá está haciendo es bueno y por tanto es deber imitar, o es por el contrario, una de esas cosas malas que "sólo pueden hacer los mayores".
Y más pena todavía siento cuando es el niño directamente el que llama hijo de puta al portero rival, aprovechado que este se encuentra cerca. El padre quizá ya no tenga remedio, pero oiga, felicidades, noble progenitor. Ha conseguido usted, gracias a su comportamiento, crear un vástago a su imagen y semejanza que seguirá honrando y engrandeciendo aquella tan española máxima del "de tal palo, tal astilla". A tal señor, tal honor.
¿Será que somos unos bestias irracionales?
¿Será que insultar y comportarse de esa manera es algo inherente a los más primales instintos del ser humano?
¿Será simple y llanamente, una cuestión de falta absoluta de empatía y de la más mínima noción de educación?
Lo dicho, yo no podría hacerlo. Creo que es porque ni mi padre lo hubiese hecho jamás, ni mi madre, que en paz descanse, hubiese hecho tampoco aunque hubiese sido una forofa futbolera. A ella le alegraba ver a su marido y a sus 3 hijos contentos porque su equipo había ganado. Lo demás, le sobraba todo.
Sí, definitivamente estoy convencido de ello. Yo no soy capaz de comportarme así porque tuve modelos en casa que supieron ser ejemplo y referente. No tiene mérito lo mío, porque, al fin y al cabo, tuve padres educados y con eso el 90% del camino estaba andado.
A currar ahora. Pasen vuesas mercedes una buena tarde.