El Barça fue el león y el Madrid el ratón
Sencillamente brillante fue el fútbol que desarrolló el Barcelona en el Bernabéu. La superioridad de los culés fue manifiesta y exteriorizada al planeta entero que vio el partido. Ellos tienen algo que el Real Madrid no tiene. El equipo blanco jugó acorralado ante un rival que dominó el medio campo durante todo el partido. El Barcelona hace fútbol y baile, el Real Madrid iba y venía constantemente.
Si acaso Xavi, Iniesta o Busquets soltaban el balón, era cuando el Real Madrid intentaba argumentar un ataque, pero claro, con una pelota larga a los que están arriba a ver si sonaba la flauta. Y cuando estos tres querían, dormían hasta a las ovejas pasándose el balón con maestría, cortito y al pie, pases perfectamente ejecutados, tensos y con seguridad para el que recibe el balón.
Parecía que se querían llevar la pelota a casa, amos y señores de la redonda, encargados de nutrir a los delanteros azulgranas — ¡qué bien alimentados están!—, porque su efectividad es contundente y su facilidad para crear el peligro es constante. Además de mantener un ritmo de juego rapidísimo y no cambiarlo nunca, lucharon como verdaderos gladiadores. Los del Barca trabajan mucho sin balón, con una movilidad constante. No hubo negociación, no cedieron al pintar sobre el lienzo verde su arte, aunque el resultado diga otra cosa, porque hasta bonito lo hicieron, siempre bien colocados, sus posiciones en el equipo son fundamentales. Todos sus jugadores muestran inmejorables conceptos tácticos, con un gran sentido de la polivalencia en cuanto a sus diversas funciones.
El desgaste defensivo fue para el Real Madrid, como el león contra el ratón, que no logró contrarrestar al rival con un pressing en medio campo efectivo, que era lo que tenía que haber ejecutado, pero es fácil decirlo y complicado hacer que el Barca no te produzca un mareo que da calambre. Así, sus ataques combinados y bien elaborados produjeron un resultado para el espectador magnífico.
Mientras Di María tuvo fuerzas para desequilibrar en las pocas ocasiones que tenía el balón, fue el argentino quien mejor lució de los blancos, al igual que San Iker. Sin duda, debemos canonizarlo cuanto antes.
Messi es el mejor del mundo, su fútbol es espectacular, además es un ejemplo de profesionalidad, no tiene rival. Brilló con luz propia el sábado y el miércoles en la final de Copa será maravilloso verlo jugar en directo. Los éxitos que consigue el Barça son producto de una mentalidad atacante, una sabiduría que va madurando y que se consolida de cara a los tres Clásicos que se avecinan. Atacar requiere controlar perfectamente el tiempo tanto como los nervios. En razón de lo apuntado, resulta evidente que el Barcelona es superior al Real Madrid e intentar armar jugadas ofensivas basadas en el contraaque no es la forma más apropiada de intentar sorprenderles, porque tienen tanta calidad técnica como táctica, ocupan el terreno de juego siempre de forma racional y equilibrada, por lo que no hay espacios libres que ocupar y
aprovechar.
El equipo de Pep Guardiola tuvo siempre en sus manos el control del partido. El resultado final los acerca a su tercer título de Liga consecutivo y la verdad es que se lo merecen, porque han hecho los deberes en tiempo y forma. Han sido en todo momento ellos mismos, se observa a la legua que disfrutan y juegan con alegría.
Lo que también hay que señalar es que el Real Madrid no da a su afición la felicidad que merece, la hinchada ha estado incondicionalmente con el equipo. El Real Madrid fue más corazón que orden, se quedó en un quiero y no puedo.
Me gusta y me admira el gran dominio del juego que tiene el Barcelona. Su fútbol no se mira con los ojos sino con el alma. Tratan la pelota con respeto, adoración, casi mimándola. Ver a este equipo en acción es un deleite para todos.
El Real Madrid fue un equipo sin personalidad. Este partido deberá dar las pautas para saber cómo afrontar el próximo, porque el planteamiento de intentar jugar al Barcelona a la contra se vio claramente que no es el más adecuado.