El Bara vuelve a ser una 'moda'Una de las cualidades que genuinamente admiro del madridismo, el orgullo inquebrantable, ha vuelto a asomar estos días. Sólo han hecho falta un par de patinazos de la selección española para que aquéllos que no hace mucho proclamaban solemnes que el Barça y España eran cosas diferentes aprovechen ahora para hacer leña del árbol caído (o, como ayer, empatado). Hasta en la Redacción alguno me preguntaba con intención mientras Costa Rica arrodillaba a La Roja: "¿Cuántos del Barça están jugando hoy?". Éste, por cierto, era el mismo y espigado hombre de golf y conocido madridista que hace poco menos de un año proclamaba en las reuniones de portada, medio en broma medio en serio, haberse convertido al barcelonismo para hacerse más llevadero este valle de lágrimas. Pero aunque la mona se vista de seda... Según parece, el gran pecado de España es su peligrosa falta de ambición en los amistosos, consecuencia directa, Cualquier culé con el culo pelao, que diría Luis Aragonés, padre del invento de ganar la Eurocopa, sabe que unas cuantas noches al año toca tragar la amarga medicina de la impotencia. El equipo sale al campo fresco como una lechuga pero de pronto el espectador empieza a intuir algo de pesadez en las botas y las entendederas de sus ídolos, que se obstinan en pasar el balón por donde no hay hueco, se la dan al pie sin avanzar y encadenan un sombrero, un pase de vaselina y un taconcito tras otro. Cuando eso ocurre, no hay duda: toca noche de fútbol rococó. El objetivo es meter gol dando no menos de tres pases en el área pequeña contraria y el rival, que al principio se vio achicando agua, de pronto coge confianza y se encuentra cómodo en su propio y aturullado marasmo defensivo. Ya pueden empezar a comerse las uñas o, si encima el contrario tiene a un buen centrocampista lanzador de contras y algún delantero rápido y competente, subirse por las paredes. Algo de eso ha padecido España y claro, ha llegado algún que otro trastazo. Pero esto de la 'moda Barça' también tiene sus ventajas.A saber, que gracias a que en el Barcelona se emplean los mejores jugadores del mundo para ese tipo determinado de fútbol, y además su entrenador está empeñado en sacar partido a su exclusivo harén
, los chavales han ganado 12 de 15 títulos posibles en tres temporadas. Por si fuera poco, resulta que los dos seleccionadores que han puesto a esos chicos y otros parecidos a jugar a lo que saben han ganado una Eurocopa y un Mundial. Seguidos. Igual los que se quejan de que España no tira a puerta deberían de fijarse por dónde andábamos con los zapatazos de Hierro, ese excelso central mal convertido en centrocampista. En efecto, yo tampoco me quiero acordar. Y bueno, huelga decir que esa estrella que llevamos en el pecho y tanto arrastramos por el barro ha pasado por la fase de clasificación para la Euro 2012 sin rozar el suelo. Pero seguramente si el seleccionador fuera el Profesor