Lo que no entiendo, al margen de lo hablado, y desde mi relativo desconocimiento es porqué siempre os centráis en uno de los parámetros del sonido, como es la altura.
Las ecualizaciones, incluso las condiciones de la sala influyen sobre todo en la altura del sonido o, mejor dicho, de los sonidos.
Siempre se habla de curvas planas o no planas, entendiendo que un equipo ofrece un mejor sonido cuando ofrece una respuesta más lineal. Puede ser cierto, evidentemente, y, si a alguien le gusta otra cosa es una cuestión de gusto particular que nada tiene que ver con o que hablamos.
La ecualización es capaz de aplanar esa respuesta para que los picos o valles disminuyan en aquellas frecuencias en que sea necesario.
Pero es que, además de la intensidad, hay otros parámetros del sonido que nunca parecen tenerse en cuenta como son la duración o el timbre.
La duración, por ejemplo, es un elemento fundamental a los altavoces. Por mucho que equalices a una curva plana, cuando al altavoz le mandas el sonido de un golpe de timbal, si el altavoz es malo, te sonará como un golpe seco que se apagará en milisegundos. Si el altavoz es bueno, será capaz de reproducir la vibración natural del timbal que hace que ese sonido permanezca en el tiempo durante varios segundos.
Un buen altavoz no sólo es capaz de eso sino (y en eso también influye la calidad del lector y el ampli) sino de separar los instrumentos, y en esto interviene otro aspecto fundamental, que es el timbre.
Hay muchos instrumentos capaces de dar una misma nota y de darla con la misma altura, pero cada uno tiene su timbre diferenciado. Si el equipo no es lo suficientemente bueno, los sonidos de igual frecuencia sonando simultáneamente tenderán a percibirse como una amalgama indiferenciada, mientras que un buen sistema es capaz de mantener la espacialización que hace que, aún tocando conjuntamente el mismo Re, uno sea capaz de diferenciar nitidamente el violín del clarinete.
Por supuesto la música es el arte de la sutileza. Son todo pequeños elementos que conforman el todo.
Claro que cualquier equipo mínimamente ecualizado es capaz de ofrecer las mismas frecuencias y con la misma altura y volumen (salvo, quizás, las más graves y las más agudas), pero no todos son capaces de reproducir con igual nitidez el timbre natural de cada uno de los instrumentos ni de mantener la duración de las notas tal y como ocurre en la realidad.
Sea digital o analógico, la señal de un golpe de timbal se da en todos los equipos por igual y esa nota es capaz de reproducirla, probalbmente, sin muchas diferencias en un equipo bueno o malo, si están bien ajustados, pero el resto es tarea del equipo, fundamentalmente de los altavoces que son capaces de mantenerse vibrando después de esa nota el tiempo necesario y de que esa vibración no se amalgame con otros sonidos.
Los armónicos son fundamentales en música, sonidos secundarios o terciarios que no siempre son bien reproducidos por los equipos.
Todos esos elementos nunca son medidos en las famosas curvas y ecualizaciones.
Probablemente, con las curvas te curras un porcentaje muy alto del resultado final y, desde luego, mejora mucho, pero la música es algo más que eso. Elementos quizás poco importantes para muchos, muy secundarios en el resultado global, pero que, desde luego, se nota, vaya si se nota.
La prueba es muy fácil, ecualiza un equipo barato e igualalo con uno caro. Y pasa notas sueltas dadas por diversos instrumentos: un timbal, un bombo de batería, un platillo, una flauta. Mide otros parámetros, como duración. Mide el tiempo que ese golpe de bombo se mantiene sonando en el equipo barato y en el caro. Comprobarás que no es el mismo.
Como no lo es si el timbal usa piel o usa plástico, por mucho que en ambos casos sea capaz de ofrecer la misma nota y altura.
El otro día comentaba lo de los instrumentos musicales y alguien decía que una cosa son los instrumentos y otra un equipo. En absoluto. Ambas cosas es lo mismo. De hecho, el proceso que se produce en la emisión de un sonido por parte de una guitarra eléctrica o un teclado es el mismo que tiene lugar desde la detección de la música contenida en un surco por la aguja de un tocadiscos o el lector de cd hasta que sale por los altavoces.
A nadie se le ocurre decir que con una guitarra de Alcampo de 80 pavos puede obtener lo mismo que con una Gilson Les Paul.
Los músicos profesionales tienen desde años a su disposición pedaleras digitales capaces de "imitar", y recalco lo de imitar", el sonido de mil pedales analógicos, sonidos de guitarra y de amplificadores concretos. Y, sin embargo, los mismos músicos siguen optando por los pedales independientes o por pedaleras que, desde luego, no son las de iniciación, por buenos resultados que ofrezcan.