Sencillamente, no se puede vivir del nombre y de un pasado más o menos glorioso. Los coreanos se han puesto a innovar, a crear enormes centros de I+D+i, en el que cientos de tíos y tías se pasan el día tratando de mejorar sus productos. Su intención no es ganar cuota de mercado. Su intención es ganarse el mercado, directamente.
Philips lo ha sufrido en sus propias carnes. Mientras en el 'lejano oriente' trabajaban como chinos
, en la compañía holandesa se dedicaban a ponerle lucecitas de ambiente a sus televisores. Y eso no era otra cosa que una excusa para ocultar su escaso avance en mejorar su tecnología en cuanto a calidad de imagen (que no es que sea mala, pero sin evolución). El ambilight pretendía (y pretende todavía) sumergir al espectador en un ambiente mucho más espectacular, con luces por doquier que
cambian de color y de intensidad en función de lo que se esté viendo. Pero no representa ninguna mejora real, sino una distracción.
Sony sigue vendiendo sus televisores a precio de oro, pero la calidad de los mismos se queda en un bronce muy normalito. Ni
tan siquiera ha podido conservar su sello de paneles bravia, y para este año ya se los fabrican otros (¿coreanos, tal vez?).
El mundo tecnológico es así. Los japoneses eran los amos del mundo, con alguna aportación europea y norteamericana. Hoy,
todo se ha desplazado hacia Corea del Sur, y pocos resisten su empuje y constante innovación, siempre a precios muy competitivos (aunque este año se han subido al carro de los
precios abusivos, tanto en plasma como en LED, desde mi punto de vista).
Quien sabe, igual en el futuro los putos amos del mundo tecnológico acaban de nacer en Brasil, o en Sudáfrica (o en Badalona, quien sabe...)... Ya veremos.
Saludos.